En las últimas semanas hemos tenido dos sentencias contradictorias en los juzgados, por un lado primero se daba la razón a un hipotecado que había entregado las llaves de su casa al banco como consecuencia de no poder pagar la hipoteca y el juez estimó que con al entrega de llaves se producía la cancelación de la hipoteca. Sin embargo un tribunal superior entendió lo contrario y dio la razón a la entidad financiera, con lo que la entrega de llaves no supone la cancelación de la hipoteca sino que todavía la persona hipotecada, a pesar de no tener vivienda tendrá que seguir pagando a la entidad financiera la diferencia entre el valor de la hipoteca y el valor de la venta obtenido por la vivienda.
Esta diferente interpretación judicial ha llegado también al mundo de la política, desde el Ayuntamiento de Getafe, su alcalde, Pedro Castro que a la vez es presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias ha propuesta que se cambie la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda suponga automáticamente la cancelación de la hipoteca.
Otra de las propuestas realizadas es que si el hipotecado no puede pagar la hipoteca la entidad financiera podría alquilarle la casa, una propuesta que carece de todo sentido si ya se tiene en cuenta que el hipotecado no puede pagar la casa tampoco podrá pagar un alquiler por la misma. Su propuesta gira en torno a que el hipotecado nunca pierda la titularidad de la vivienda, propone que cuando el mismo no pueda pagar la hipoteca se le otorgue un período de carencia de dos años sin pagar la misma para que en su lugar pague un alquiler. Con esto quiere evitar que los ciudadanos que se han visto obligados a abandonar sus hogares como consecuencia de no poder abonar la hipoteca no pierdan la misma ni se vean con que una vez entregada al banco todavía deben seguir pagando por ella.
El verdadero problema se basa en que nadie quiere asumir sus errores, las personas hipotecadas sabían lo que firmaban cuando decidieron adquirir su vivienda y la cantidad de dinero que tendrían que devolver a la entidad financiera y ésta también conocía que estaba valorando un bien muy por encima de su valor real, pero nadie quiso ver los problemas que podrían suceder en el caso de que unos no pudieran pagar la cantidad de dinero prestada y otros no supieron dotar las reservas suficientes en sus balances para evitar este problema, pensando ambas partes que el Estado asumiría los problemas que pudieran derivarse.
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Vía | El Mundo
Imagen | JuanJaén
